¿Acaso no teníamos ya un acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá?
El día de ayer muchos fuimos testigos de lo difícil que le resultó al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, enlazar una llamada con el presidente mexicano Enrique Peña Nieto. Hubo muchos memes al respecto y varios videos cómicos sobre la situación. Las redes no pararon de reír durante todo el día. ¿Pero de qué hablaron ambos mandatarios? ¿Qué es el TLC, el TLCAN y el NAFTA? ¿Acaso no teníamos ya un acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá? Aquí te lo explicamos.
Sí, ya teníamos un acuerdo, pero al parecer habrá uno nuevo. Todo se remonta a principios de los años 90, cuando los gobiernos de México, Estados Unidos y Canadá se sentaron a negociar un acuerdo comercial que fuera benéfico para los tres países. Después de varias reuniones diplomáticas de alto nivel, en diciembre de 1992, Carlos Salinas, George Bush padre y Brian Mulroney —presidentes de México, Estados Unidos y primer ministro de Canadá, respectivamente— firmaron el anunciado Tratado de Libre Comercio de América del Norte(TLCAN) también llamado simplemente TLC (Tratado de Libre Comercio) o NAFTA en inglés (North American Free Trade Agreement).
El acuerdo entró en vigor el primero de enero de 1994 y contemplaba, entre otras cosas, facilitar el comercio y el intercambio de bienes y servicios entre los tres países. Por ello, en las naciones que lo firmaron, se eliminaron aranceles —una especie de impuestos que se cobran por importar mercancías de un país a otro—, se quitaron obstáculos comerciales, se incentivó la inversión y se crearon modelos económicos para fortalecer la competencia en el ámbito tecnológico, textil, agrícola e industrial.
Por esa razón, a México comenzaron a llegar marcas de ropa, calzado, autos y tecnología que antes no se veían. El país se inundó de productos y compañías estadounidenses, en su mayoría, y la gente tuvo acceso a más opciones para comprar. Sin embargo, muchos especialistas criticaron el acuerdo y señalaron que el TLC generaría mayor pobreza en México, acarreando desempleo y migración a gran escala, debido a que la economía mexicana no se encontraba en condiciones de competir con la de Estados Unidos.
Durante años, las voces críticas del tratado y las que lo apoyaban confluyeron en los medios de comunicación defendiendo cada una su posición. Unos señalaban que México entregó parte de su soberanía a Estados Unidos y que el campo mexicano había sido devastado por el acuerdo, mientras que otros decían que el TLC permitió mayor inversión extranjera y colocó a México como uno de las principales economías en el mundo.
El efecto Trump
Después llegó el 2016. En ese año, durante su campaña electoral a la presidencia, Donald Trump, criticó una y otra vez el TLC, diciendo que por medio del acuerdo México y Canadá se habían aprovechado de Estados Unidos y prometió que de llegar a la presidencia eliminaría el acuerdo para defender los intereses económicos del pueblo estadounidense.
En junio de ese año, el entonces candidato republicano dijo que, debido al tratado, se habían perdido en su país casi cinco millones de empleos en la industria manufacturera en los últimos 15 años, esto por el cierre de cerca de 60 mil fábricas. La razón: a las compañías les resultaba más barato producir su mercancía en México que en la Unión Americana.
Cuando llegó a la presidencia, Trump señaló, en uno de sus primeros discursos, con una clara alusión al TLC, que Estados Unidos había terminado ya con decenas de tratados comerciales injustos que sacrificaban su prosperidad y se llevaban sus empresas, sus puestos de trabajo y la riqueza de su nación. “La era de la rendición económica ha terminado. De ahora en adelante, esperamos que las relaciones comerciales sean equitativas y recíprocas. Trabajaremos para enmendar los malos tratados comerciales y negociar otros nuevos”.
Meses después, en agosto de 2017, el gobierno mexicano nombró a un equipo para renegociar el TLC. Desde entonces se han realizado varias rondas de negociación entre los distintos países en diferentes sedes, casi una por mes. Pero México entró en el espiral de las elecciones presidenciales y la política exterior quedó en segundo término.
Elecciones en México
Con el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, el pasado 1 de julio, los asuntos pendientes se reanudaron. Entre ellos, la renegociación del TLC. Por ello, a inicios de este mes, los gobiernos de México y Estados Unidos señalaron que ya habían cerrado prácticamente 20 de los 30 capítulos que incluye la negociación del acuerdo. Esto sin la presencia de Canadá, que a pesar de que durante el último año era protagonista en las negociaciones, en las últimas fechas los mayores avances se han logrado sin su presencia.
Y aunque se discuten temas similares a los que se trataron a principios de los años 90 como aranceles, importación de bienes, crecimiento del sector agrícola e industrial, fortalecimiento tecnológico y medio ambiente, el nuevo tratado se ha presentado como una versión moderna y más justa que el tratado anterior.
En ese sentido, el día de ayer, Peña Nieto y Donald Trump anunciaron haber alcanzado una nueva etapa en la renegociación del tratado. “He hablado con el presidente Donald Trump. México y Estados Unidos han alcanzado un entendimiento comercial. Deseamos la reincorporación de Canadá a las pláticas para lograr una exitosa negociación trilateral del TLCAN esta misma semana”, señaló el presidente mexicano en su cuenta de Twitter.
Mientras que en un mensaje a los medios de comunicación desde la Casa Blanca, Donald Trump dijo que: “ Es un gran día para el comercio, un gran día para nuestro país. Mucha gente pensó que nunca llegaríamos porque fue una negociación difícil. Pero lo hicimos y México también. […] Estados Unidos fue muy perjudicado por el TLCAN durante muchos años. Y ahora es un gran negocio para ambos países, esperamos con ansias ponerlo en marcha”.
Un punto clave, o al menos así lo han hecho notar los analistas, es que las negociaciones con Estados Unidos las realizan el equipo negociador del presidente Peña Nieto con el acompañamiento del equipo del presidente electo Andrés Manuel López Obrador, lo que ha generado confianza en el gobierno estadounidense.
También han mencionado que la renegociación del acuerdo fluyó más rápido después del triunfo de AMLO, debido a que el futuro presidente es más flexible en ciertos temas que resultaban polémicos para el acuerdo, además de que López Obrador es visto con buenos ojos por Donald Trump. En ese sentido, aseguran que el gobierno de Peña Nieto busca cerrar el tratado antes de concluir su sexenio para terminar su mandato con una mayor aprobación por cerrar un tratado que parecía imposible y anotarse un triunfo después de los escándalos de corrupción, violencia y violaciones a los derechos humanos que han marcado su administración.
Si duda, la llamada que causó revuelo en las redes sociales el día de ayer, es la antesala para la firma formal de un acuerdo comercial bilateral —es decir, entre México y Estados Unidos—, mientras ambos países esperan que en los próximos días Canadá se sume para que América del Norte camine en la misma dirección comercial.
Los cambios
Uno de los aspectos principales que ha cambiado en el acuerdo es que a diferencia del primero, el nuevo durará sólo 16 años, con revisiones periódicas a partir del sexto año. Y aunque la representación del gobierno estadounidense buscaba que el tratado tuviera una vigencia de cinco años, el equipo negociador de México logró ampliar el plazo.
Por otro lado, se estableció que el 75 por ciento de los vehículos deben de manufacturarse en México y Estados Unidos, anteriormente la cifra para fabricar autos en ambos países era de 62 por ciento; sin embargo también se acordó que las piezas para esos autos deberán fabricarse en lugares donde los trabajadores ganen 16 dólares por hora, salarios que no existen en la industria mexicana.
Además se indicó que en los temas polémicos sobre el sector agropecuario, los dos países esperarán a que Canadá se integre a las negociaciones, pero Trump aseguró que si ese país no llega a un acuerdo a más tardar esta semana, surgirá de manera bilateral el Tratado de Libre Comercio Estados Unidos-México.
Y aunque parece que el pacto ya está cerrado y el apretón de manos es inminente, aún falta la parte final de esta película llamada TLC, en la que todo indica que Canadá ya no jugará un rol protagónico en la escena.